Paco: Cariño, ¿dónde están los calcetines?.
María: ¿Qué calcetines?.
P: Los últimos que me compré.
M: ¿Los negros o los grises?
P: No, no, los negros.
M: Pues en tu primer cajón, como siempre.
P: Es que he mirado y no los he visto.
M: Pues estaban ahí.
P: Bueno, pues he mirado y no los he visto.
M: Pero, ¿has mirado bien?.
P: Qué sí, he mirado bien.
M: Pues vuelve a mirar poruqe estaban ahí.
P: Voy a mirar en tu cajón por si los hubieras puesto ahí sin darte cuenta.
M: En mi cajón no están.
P: ¿Seguro?.
M: Joder, y tan seguro. Recuerdo perfectamente que están en el tuyo.
(2 minutos después...)
P: Joder, aquí tampoco están.
M: ¿Ves? Te he dicho que estaban en el tuyo.
P: ¡JODER! Que en el mío NO ES-TÁN.
M: Espera, que voy yo.
Los últimos calcetines que se compró, los negros, están en la esquina del fondo de la derecha de su primer cajón.
M: ¿VES? Te dije que estaban en TU cajón.
P: Pues yo no los había visto.
M: Cariño, tú no los habrías encontrado aunque un monstruo de color verde bailando la macarena te los hubiera dado al abrir el cajón.
Conclusión: Los hombres nunca encuentran nada, simplemente, porque no lo buscan.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Vida Cotidiana I: ¿Por qué los hombres nunca encuentran nada?
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